El nombre de Andy Murray quedará grabado para siempre en la historia
del tenis británico. El escocés se quedó con la corona de Wimbledon y
cortó una sequía de 77 años sin que un tenista del Reino Unido levantara
el título en el césped de Londres.
El número dos del ranking ATP
derrotó en la final al serbio Novak Djokovic (N°1) por 6-4, 7-5 y 6-4
desatando la alegría del público local, que no celebraba desde la
victoria de Fred Perry en 1936.
Con la victoria de hoy en
Londres, Murray sumó a su registro el segundo Grand Slam de su carrera,
tras conquistar el US Open en 2012, donde también venció a "Nole".
La
final de hoy ponía a prueba una vez más el tradicional miedo escénico
que acosa al segundo tenista del mundo ante su público, que le anima
hasta la extenuación pero que, al mismo tiempo, añade sobre él una
presión que en ocasiones no ha sabido manejar.
El escocés recibía
en Londres, el que puede considerar su feudo, a un tenista en el cenit
de su carrera, que luchaba por llevarse su sexto Grand Slam -el segundo
este año, después de Australia- pero que llegaba al límite de sus
fuerzas tras luchar casi cinco horas con el argentino Juan Martín del
Potro en semifinales.
El primer punto del partido, bajo el
intenso sol que caía hoy al suroeste de Londres, fue toda una
declaración de intenciones por parte de Murray, que ya no es aquel
tenista inseguro que perdió tres semifinales consecutivas antes de
clasificarse para su primera final de Wimbledon, hace un año (perdió
ante el suizo Roger Federer).
Transformado, convertido en un
ganador después de años en el papel de víctima, Murray aguantó con
solidez los primeros intercambios con el serbio, que pasó más apuros de
los previstos para defender su saque en el juego inaugural.
En
uno de los santuarios del tenis mundial, donde los jugadores están
obligados a vestir de riguroso blanco y el juego se desarrolla
habitualmente entre un pesado silencio, los espectadores no podían
contener hoy los gritos con cada bola a la línea y cada carrera sobre el
césped de Murray.
El tenista local, que a los 14 años abandonó
la nublada Escocia para perfeccionar su tenis en España, se sentía
inspirado en la primera jornada de profundo verano que vive Londres este
año, mientras que Djokovic trataba de protegerse del sol con una visera
al inicio del partido y sufría ante los tiros ganadores de su rival.
Aún
con el encuentro de cara, el británico continúa sin ser inmune a la
presión: en el clímax del primer set, tras romper el servicio de
Djokovic, Murray cometió dos dobles faltas consecutivas que le obligaron
a sudar más de la cuenta para defender su servicio.
Con todo, el
tenis es un juego en el que hay tiempo suficiente para que el mejor se
acabe imponiendo, a pesar de errores puntuales, y hoy Murray demostró
más claridad que su rival.
El serbio fallaba demasiados primeros
servicios como para poner en aprietos a su rival al resto, y acabó el
segundo parcial desquiciado tras ver cómo Murray le remontaba un 1-4 en
contra.
En medio de la tormenta, Djokovic se aferraba a cualquier
detalle, y acabó abroncando al juez de silla por cantar una bola mala
cuando ya había agotado sus opciones de reclamar el juicio del Ojo de
Halcón, el sistema informático infalible que dicta al milímetro dónde ha
botado la bola.
Murray, que ya derrotó al serbio en la final de
Estados Unidos del 2012 y que va camino de convertirse en su bestia
negra, se puso con dos sets de ventaja y a partir de ahí volvió a perder
pie, como ya le había ocurrido en el segundo parcial.
El escocés
veía la gesta a poca distancia y quizás por eso se mostraba demasiado
precavido. Tenía miedo de dirigir los tiros a la línea y apuntaba unos
palmos más adentro, donde era más difícil fallar, pero también donde
Djokovic tenía mayores opciones de devolverle los tiros.
El
serbio, sin embargo, tampoco estaba fino y acumulaba casi 40 errores no
forzados a las tres horas de partido, una estadística que dejaba a
Murray paso libre para consagrarse definitivamente como uno de los
mejores tenistas británicos de la historia.
Por: Rodrigo Cáceres.
Foto gentileza: www.wimbledon.org
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